El escultor Baltazar Lobo logra trabajar diferentes materiales para crear formas abstractas que parecen la otra sombra de la mirada, aquella que nos hace encontrar emociones en figuras que abandonan la representacíón mimética, pero que llegan a atrapar el alma oculta de la realidad de las formas humanas. Se instalaría en París huyendo de la guerra civil, allí conocería a los grandes creadores de las vanguardias.
En su producción artística se aprecian resonancias de artistas como Matisse, Braque, Brancusi o Picasso y en sus obras se aprecian influencias de lo femenino-maternal, de formas orgánicas primitivas y simplificaciones en una suerte de figuración abstracta.
La obra de Lobo ha tenido un importante reconocimiento en España desde los años sesenta del siglo pasado, época en que se celebró su primera exposición en el Museo de Arte Moderno de Madrid. En 1984 recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas y en 1985 el Premio Castilla y león de las Artes. En 2009 se inauguró en Zamora el Centro de Arte Contemporáneo ‘Baltasar Lobo’.